miércoles, abril 21, 2010

FRAGMENTO DE NIÑEZ

Es el recuerdo vil de una infancia donde la muerte se apoderaba de mis padres todas las noches y esta, los devolvía por las mañanas para que pudieran hacernos el desayuno y mandarnos a la escuela para sufrir con las tareas que dejaban las monjas del colegio... Ver esta imagen es remontarme al gran miedo que me provocaba ver una muñeca similar sobre el sillón de aquella casa , siempre supuse que vigilaba mis movimientos al salir al baño, cruzar ese pasillo era un acto heroico, podía escuchar su respiración al poner un pie fuera de mi cuarto, avanzaba sin quitarle la mirada, caminaba dando la espalda a la puerta del baño pues temía que al dar la vuelta me atacara sin la oportunidad de poderme defender, adquirí practica y aprendí a hacerlo casi volando para impedir que ella me viera... Recuerdo que cerraba la puerta de mi cuarto con seguro y tapaba el poco espacio que quedaba bajo la puerta para impedir que se asomara y pudiera decirme algo con esa voz que yo imaginaba infantil y que tanto me aterraba escuchar. Por las mañanas el rostro le cambiaba por esas facciones angelicales que tanto gustan de ver las poseedoras de estos articulos y yo, insistente, pedía que se desapareciera pero nunca se oyeron tales peticiones.
Hoy cayó en mis manos una muñeca similar (la que ven en la foto) y me remonto a ese recuerdo de la niñez, sigo pensando que son aterradoras y que en efecto, toman vida para seguir espantando niños que intentan salir al baño por las noches, a mi edad creo no debiera temerle, pero el hecho de que se me entregara con rastros de sangre cerca del cuello me hace pensar que no debo de confiar en su mueca inerte; hoy la taparé, la encerraré en el cuarto contiguo, cerrare mi cuarto, tapare la parte inferior de la puerta y esperaré que mi gata haga su parte resguardando la entrada. Sigo creyendo que su voz será aterradora y que sonreirá de la forma menos grácil, murmurando que mi petición 23 años atrás para que desapareciera, la trajo de vuelta para terminar con lo que comenzó... Maldita sea la hora en que acepté repararla.

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